lunes, 1 de octubre de 2012

La Mariposa Monarca


Mariposa Monarca
(Danaus Plexippus)
Este insecto, además de su gran belleza, se caracteriza por suresistencia y longevidad, pues mientras otras especies de mariposas tienen un ciclo vital de 24 días, la monarca llega a vivir hasta nueve meses, es decir, 12 veces más.

Aprovechando estas características, la mariposa monarca es capaz de viajar más de 4 mil kilómetros (desde Canadá y Estados Unidos de América) hasta los bosques de oyameles de los estados de Michoacán de Ocampo y México, zona considerada como patrimonio natural de la humanidad.
Cada año, entre octubre y marzo, las mariposas monarca encuentran en los bosques mexicanos las condiciones ideales para desarrollarse y aparearse: altitud (2 300-3 500 metros sobre el nivel del mar), temperatura, humedad y exposición a los rayos solares, entre otros.
Recorren alrededor de 120 kilómetros por día y realizan su viaje en 33 días, aproximadamente. A finales de marzo, cuando alcanzan su madurez, emprenden su viaje de retorno a los países del norte.
Las mariposas monarca utilizan varias rutas migratorias: las que llegan a México vienen de la zona ubicada entre las Rocallosas y los Grandes Lagos, bajan por la Sierra Madre Oriental, entran al Altiplano por las montañas más bajas y llegan a los estados de México y Michoacán de Ocampo.
Otras, viajan de la zona ubicada entre el Océano Pacífico y las montañas Rocallosas, hacia el estado de California y aquellas que habitan entre el Océano Atlántico y los Grandes Lagos cruzan los estados de Carolina y Florida para llegar a Cuba.
Los santuarios de la mariposa monarca en México se encuentran en:
  • Cerro Altamirano
  • Cerro Pelón
  • Sierra Chincua
  • Sierra del Campanario
  • Cerro Picacho
  • Chivati-Huacal
Los santuarios brindan refugio a plantas y animales. Son espacios para especies que están en peligro de extinción.
Se ha estimado que cada uno alberga entre 7 millones y 20 millones de mariposas.
En México, el compromiso con estos visitantes es conservar el hábitat que requieren; para ello, entre otras cosas, es conveniente contar con series de cartografía de recursos naturales, en otras palabras, mapas que muestren los cambios que sufre la cubierta vegetal a lo largo del tiempo. Esta información es una herramienta muy útil para planear las acciones de cuidado ambiental.


El Lobo Mexicano.


Otro animal 100% mexicano y en peligro de extinción es el lobo gris (Canis lupus baileyi). Es la raza de menor tamaño en el Continente Americano y también la que habita más al sur. Al igual que en otras regiones del planeta, al lobo mexicano se le ha perseguido intensamente en México, principalmente mediante cacería ilegal y por medio de campañas de envenenamiento. La destrucción de los bosques y pastizales templados del norte de la República Mexicana , que constituyen su hábitat, contribuyó también a que a mediados de los años 70’s estuviera en peligro de extinción. Hoy sólo se conoce con certeza la situación de los lobos mexicanos que se encuentran en cautiverio.



En 1975 el lobo mexicano fue incluido dentro del Acta de las Especies en Peligro de Extinción de los Estado Unidos, lo que obligaba al USFWS, la oficina responsable de la conservación de la fauna en ese país encargada de hacer todos los esfuerzos posibles y necesarios para recuperar al lobo mexicano en los Estados Unidos. Sin embargo, para entonces sólo existían lobos silvestres de esta subespecie en México, por lo que se buscó la cooperación del gobierno mexicano para lograr este objetivo.

En 1977 la Oficina de Especies en Peligro, del USFWS, establece un acuerdo con el gobierno mexicano para iniciar una evaluación en las montañas del norte de México y tratar de determinar la situación de las últimas poblaciones de lobos. Se contrata para llevar a cabo este estudio al Biólogo y trampero norteamericano Roy T. McBride. 


La experiencia que tenía en esta actividad, durante varios años de recorridos en el norte de la Sierra Madre Occidental, lo calificaban para esta tarea. Durante los primeros meses de 1977 se dedicó a localizar las últimas poblaciones silvestres del lobo mexicano, llegando a estimar que la población total de este animal quizá no superaba los 50 individuos, los cuales se encontrarían dispersos, en pequeños grupos, parejas o como individuos solitarios, en un área gigantesca, prácticamente toda la Sierra Madre Occidental, desde Sonora y Chihuahua, hasta el sur de Durango y Zacatecas.



Con la autorización del gobierno mexicano, a fines de 1977 y a principios de 1978, McBride capturó vivos dos lobos en la Sierra del Nido, Chihuahua, y cuatro más cerca de Coneto, Durango. 
Estos animales fueron enviados a los Estados Unidos para iniciar un programa de reproducción en cautiverio, que tendría como objetivo incrementar el número de lobos mexicanos, hasta llegar a un número que permitiera reintroducirlos en algún área protegida, donde pudiera mantenerse una población silvestre viable de al menos 100 lobos.

 A cambio, el gobierno mexicano solicitó que se enviaran de regreso a nuestro país algunas parejas descendientes de los lobos que McBride había capturado en Chihuahua y Durango.

El hecho es que, a partir de que McBride capturó los lobos con los que se inició el programa de reproducción en cautiverio, prácticamente ya no se hizo ningún esfuerzo importante para proteger a los últimos lobos silvestres que quedaban, los cuales siguieron siendo perseguidos hasta que prácticamente desaparecieron. 


Por ello hay que admitir que, de no haberse iniciado un programa de reproducción en cautiverio con los lobos capturados por McBride, quizá hoy el lobo mexicano estaría irremediablemente extinto. De los seis lobos capturados para el Programa de Reproducción en cautiverio, sólo cuatro participaron en el y de estos sólo uno era hembra, y se sospechaba que uno de los machos era hijo de ella. Esto ha representado un riesgo para la viabilidad genética de la población existente de lobos mexicanos, pues al haber sido el grupo fundador tan reducido en número, existe entre todos sus descendientes un alto grado de consanguinidad. 

A pesar de ello, se ha logrado incrementar considerablemente el número de estos lobos, que son conocidos como lobos de "Linaje Certificado", pues su pureza fue determinada mediante estudios genéticos que se les practicaron antes de incorporarlos al Programa de Reproducción en Cautiverio.

En el año de 1988 México inicia sus propios esfuerzos para reproducir en cautiverio al lobo mexicano, con la llegada de tres parejas procedentes de los EUA., que se albergan en el Centro Ecológico de Hermosillo, Sonora; la estación de San Cayetano, en el Estado de México y el Zoológico de San Juan de Aragón, en la Ciudad de México. Una pareja más se recibe al año siguiente y es alojada en el Zoológico de Chapultepéc, también en la Ciudad de México. 


A finales de 1993, se reciben dos parejas más y, junto con algunos de los descendientes de la pareja alojada en el Zoológico de San Juan de Aragón, forman dos parejas reproductoras más, que se alojan en la estación de " La Michilía ", en Durango y en un rancho particular del estado de Chihuahua. Para Abril de 2003 existían alrededor de 90 ejemplares del linaje certificado en nuestro país y la población total de este linaje, incluyendo a los lobos mexicanos cautivos en los EUA y a los que fueron liberados en Arizona, suma alrededor de 250, por lo que el lobo mexicano aún es considerado como el que requiere mayor protección a nivel mundial, ya que se le considera el más escaso del planeta.



Si bien se han tenido importantes avances en la recuperación del lobo mexicano, es importante unir esfuerzos para que esta especie no continué en peligro de extinción y que cada uno de nosotros ponga su granito de arena apoyando a las diferentes instituciones que se dedican a conservar al lobo mexicano.


Jaguar
(Panthera onca)

El Jaguar orgullo mexicano.


El jaguar, es el felino más grande de América y el tercero en el mundo (después del león y el tigre), es también el único representante del género Panthera encontrado en este continente, habita desde lugares casi desérticos como el Desierto de Arizona o el altiplano mexicano hasta selvas tropicales como el Amazonas.

En México esta especie se distribuye desde las selvas tropicales del sureste de México, hasta el Río Bravo en el Golfo y en la Sierra Madre Occidental de la costa del Pacífico, hasta los límites con Belice y Guatemala. Por lo regular, la altitud de estas zonas es de 1000 metros sobre nivel del mar.
Áreas donde se localiza el Jaguar en México
El peso de un jaguar adulto va de 45 a 130 kg, la longitud desde la nariz a la punta de la cola es de 1.70 a 2.30 m, y tiene una longevidad de 20 años. Su pelaje es color café amarillento con manchas negras de forma irregular (llamadas rosetas). No obstante, algunos pueden ser negros con manchas del mismo color. A pesar de su apariencia pesada, el jaguar es muy ágil, corre y nada grandes distancias.
¿Cuánto pesa?
¿Cuánto mide?

Las hembras adultas tienen hábitos hogareños; en cambio, los machos son más vagabundos y se alejan de su residencia cuando tienen disputas territoriales. A pesar de las evidencias de largos viajes que hacen algunos jaguares, estos animales son sedentarios cuando se encuentran en su hábitat preferido.

Jaguar en la Reserva de la Biosfera Calakmul. CONANP, 2003.
Es casi exclusivamente nocturno y tiene gran habilidad para ver en la oscuridad; durante el día descansa en algún lugar oculto entre las rocas o entre la maleza espesa. El jaguar caza acechando a su presa, ocultándose cerca de su vereda o donde bebe agua.
Son solitarios y, en general, se encuentran en las selvas que bordean los grandes ríos o manglares.

Se alimenta, sobre todo, de pecaríes, venados, monos, tapires, mapaches, tejones, armadillos, conejos y otros pequeños mamíferos; además de aves, peces, perros, cocodrilos, caimanes, lagartijas, víboras, tortugas y sus huevos e, incluso, carroña. Donde encuentra comida abundante, es frecuente que regrese a comer varias noches consecutivas.
También gusta de cazar animales domésticos, como: cerdos, caballos, burros, chivos o borregos; de forma eventual, se han registrado ataques sobre algunas personas.
El periodo de gestación es de 100 días, por lo general tienen dos crías, aunque pueden llegar a tener hasta cuatro. Poco antes del nacimiento, el macho abandona a la hembra y ella cuida sola a los cachorros: los guarda en cuevas u otros refugios, los trae consigo y les enseña a cazar durante su primer año de vida, hasta que pueden hacerlo por sí mismos. Después, tendrán que abandonar el territorio de sus padres.

¡Entre todos podemos salvarlo!
En la actualidad, el jaguar se encuentra en peligro de extinción, es decir, el número de ejemplares ha disminuido de manera drástica con el riesgo de que desaparezca por completo de la Tierra, por ello está prohibida la caza, captura, transporte, posesión y comercio del jaguar, o de productos y subproductos de esta especie en todo el territorio nacional.
En México existen áreas naturales de protección para este felino, las más importantes son las reservas de la biosfera Calakmul en Campeche y Sian Ka'an en Quintana Roo.




Cuando el último animal representativo de una especie desaparece, se acaba con él toda una historia. Sólo siendo conscientes y respetando la evolución normal de los ecosistemas y de todos los seres que habitamos el planeta, lograremos el equilibrio que necesitamos para evitar nuestra autodestrucción.

Flora y Fauna de México


Flora y Fauna de México.




Los exploradores del pasado tardaban meses o años en llegar a las regiones más agrestes de nuestro planeta. Hoy en día los avances tecnológicos y el desarrollo de las vías de comunicación nos permiten viajar, en unas cuantas horas, de los desiertos más candentes hasta las selvas más exuberantes, o desde las zonas montañosas de nieves perpetuas y cerrados bosques templados, hasta los pantanos más intrincados y las cálidas costas bañadas por aguas cristalinas.

Sin embargo, lo que más sorprendería a los exploradores de antaño es que todos estos sitios podrían visitarse dentro de un mismo país: México.

Pocas personas se han detenido a reflexionar sobre esta privilegiada situación en que se encuentra nuestro país, ya que muy pocos saben que la fauna, la flora y los ecosistemas del planeta no están distribuidos de manera uniforme sobre la superficie terrestre, sino que hay ciertas regiones, como en México, cuyas especiales características han propiciado una mayor diversidad ecológica, y a lo largo de las costas, montañas, mesetas y cañadas, pueden encontrarse prácticamente todos los tipos de ecosistemas conocidos mundialmente.

Durante su historia geológica, el territorio mexicano ha sufrido una serie de cambios que dieron como resultado su accidentada topografía, lo que junto a su ubicación en el continente americano determinaron también una gran variedad climática.

Todos estos factores no sólo han influido enormemente en la distribución y riqu
eza de los ecosistemas aquí establecidos y, por consiguiente, en la variedad de plantas y animales que constituyen nuestra fauna y flora silvestre, sino que han determinado muchas de sus características.Por ejemplo, los científicos han dividido los continentes de nuestro planeta en seis zonas biogeográficas, es decir en regiones donde la fauna y la flora presentan gran afinidad y semejanza.

En América existen dos de éstas: la Neártica, al norte del continente, y la Neotropical, en Centro y Sudamérica. La República mexicana se encuentra ubicada precisamente en la zona de confluencia y transición de estas dos grandes regiones biogeográficas, por lo que la flora y la fauna nacionales se han enriquecido notablemente, de tal modo que es posible encontrar aquí especies típicas del trópico, como el tapir o el quetzal, y de las regiones boreales, como el lobo, el águila real o el oso negro, por citar sólo algunas.

En todos estos tipos de ecosistemas se han establecido y evolucionado infinidad de especies animales, muchas de las cuales habitan únicamente en limitadas regiones de nuestro territorio, con ciertas características que no se repiten en ningún otro sitio del planeta. Los factores que han propiciado la riqueza natural de nuestro territorio, también han contribuido al desarrollo de un gran número de especies; de hecho se considera que, dependiendo del grupo de que se trate, entre un 30 y un 50% de los vertebrados mexicanos son endémicos.

Así, tenemos que de las aproximadamente 468 especies de vertebrados que se han registrado en los bosques de encinos, el 28% (134) son endémicas; en el caso de los bosques de coníferas, de las 121 encontrados en este ecosistema, el 11% (13); y de los 229 vertebrados de la selva baja caducifolia, el 15% (34). En los desiertos y semidesiertos se presenta un elevado porcentaje, ya que de las 230 especies registradas, casi el 30% (68) y de las selvas altas perennifolias, el 32% (62) son endémicas.

Pero no sólo el porcentaje de especies endémicas es sobresaliente en la fauna mexicana, ya que la diversidad total nos sitúa entre los cuatro países más ricos del mundo en términos biológicos. Por ejemplo, las aproximadamente 284 especies de anfibios nos colocan en el cuarto sitio a nivel mundial en diversidad de estos animales, siendo el 53% de ellas endémicas.

Las 704 especies de reptiles que se han registrado en México (alrededor de 51% de ellas endémicas), nos convierten en el país con mayor número de estos animales en todo el mundo, y en cuanto a los mamíferos, se han registrado 449 especies terrestres (33% de ellas endémicas) y 50 marinas, lo que nos ubica en el segundo lugar a nivel mundial.

Las aves también son un grupo muy diverso, con alrededor de 1.100 especies (aproximadamente 80 de ellas endémicas), siendo nuestro territorio, además, la región de mayor importancia para las aves migratorias de América del Norte, ya que aproximadamente el 51% de ellas pasa el invierno en nuestro país. Finalmente, de los peces se han registrado 2.122 especies (384 de agua dulce), con un alto porcentaje de endemismo.